miércoles, 5 de noviembre de 2014

LAS DIMENSIONES DE LA SEXUALIDAD


El informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre sexualidad fechado en Guatemala en 2001 la define como el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos, religiosos y espirituales. Aunque puede abarcar todos estos aspectos, no es necesario que se experimenten ni se expresen simultáneamente, pero tal diversidad de condicionantes confiere a la sexualidad de cada persona un marcado carácter personal y específico que se manifiesta en lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos.

DIMENSIÓN BIOLÓGICA

Comprende aquellos aspectos que desde el punto de vista físico y orgánico tienen que ver con la expresión sexual. Se integran en ella, por tanto, distintos aparatos y órganos regidos por el cerebro que, tras recibir información desde los órganos de los sentidos, elabora la respuesta sexual humana. Los órganos de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) son parte esencial de esta dimensión así como la piel, que en su totalidad constituye el mayor órgano sensorial sexual y es considerada, junto con las mucosas, un agente erógeno de importancia capital. Los órganos genitales, que se integran en esta dimensión, a menudo han monopolizado todos los aspectos placenteros de la sexualidad en detrimento del placer proveniente de otras zonas corporales como la piel. Esto, que es muy evidente en el hombre, no lo ha sido tanto para la mujer, en quien se reconoce una gran sensibilidad de las zonas no genitales (piel y mucosas sobre todo), lo que la hace más sensible a estímulos táctiles como besos y caricias.
Cuando el encuentro amoroso avanza y se llega a la fase de excitación, las sensaciones provenientes de los órganos de los sentidos influyen de manera distinta en cada uno de los sexos. Los estímulos auditivos favorecen la excitación sexual de la mujer sutilmente más que en el hombre, mientras que en éste juegan mayor papel los visuales.
También se integran en esta dimensión biológica las cuestiones relacionadas con el desarrollo sexual y sus diferentes etapas, que comprenden toda la vida. Desde el nacimiento, la infancia, la pubertad, el tiempo en el que se inicia la capacidad de procreación y hasta cuando ésta se pierde se sigue viviendo como ser sexuado. Integra también los distintos aspectos relacionados con la respuesta sexual humana, que es posible gracias a la implicación de diferentes sistemas de nuestro organismo (nervioso, endocrino y vascular).
DIMENSIONES PSICOLÓGICA Y SOCIAL
Cada persona va perfilando a lo largo del tiempo una actitud propia sobre la sexualidad, que será facilitadora o inhibidora de su expresión según sus propias experiencias, las referidas por otras de su entorno, el ambiente social y cultural en el que está inmersa, su formación y su información, sus creencias religiosas, etc. A la vez, y de forma inevitable, transmite a su entorno una imagen basada en su conducta y en sus opiniones, que pueden ser coincidentes o no con su íntima realidad. Desde la infancia, las primeras actitudes hacia el sexo, que a menudo permanecen inalteradas, se basan en lo que oímos y percibimos de nuestros padres, madres, educadores y educadoras, así como de compañeros y compañeras. En definitiva, es indudable que el entorno social mediatiza de manera importante tanto nuestra actitud como nuestra conducta hacia la sexualidad propia y ajena. Cuando surgen problemas sexuales, por leves que sean, generan en el individuo reacciones de ansiedad, inseguridad, miedo al fracaso, etc. y repercuten en la pareja, que puede responder adoptando diversas actitudes -comprensiva, de colaboración o de rechazo o irritación- pero que en general no suelen dejarla indiferente.
Así pues, la dimensión psicosocial de la sexualidad conjuga factores psicológicos (emociones, ideas, actitudes personales) con factores sociales (influencia del entorno social) y su evaluación es muy importante porque con ella se puede explicar el origen de numerosos trastornos sexuales.

DIMENSIÓN MEDIOAMBIENTAL

En los últimos años, algunos expertos señalan una nueva dimensión en la sexualidad, la medioambiental, movidos por la certeza de que los factores medioambientales influyen de manera clara en ella. Estos cambios provocan modificaciones diferenciales en la sexualidad de los seres vivos, y la interdependencia entre éstos y el ambiente es la base de la evolución y de la biodiversidad.
LA RESPUESTA SEXUAL
La respuesta sexual humana es una sucesión de acontecimientos fisiológicos cuyo fin es el adecuado desempeño de la actividad sexual. Para que ésta sea posible, los órganos genitales han de experimentar cambios importantes en su forma y su función a través de un proceso de excitación, de tal modo que el coito es imposible si el pene permanece flácido o la vagina está seca y no se ha dilatado. Conviene destacar que el coito vaginal no es el fin del proceso de respuesta sexual. Aunque así suceda en buena parte de los encuentros sexuales heterosexuales, los procesos fisiológicos denominados respuesta sexual acontecen igualmente en cualquier otra forma de actividad sexual placentera, con independencia de si ésta alcanza alguna o algunas descargas orgásmicas.
Hasta hace pocos años se tenía la idea de que en la respuesta sexual humana se producía una única fase que abarcaba todo, sin límites entre el deseo y el orgasmo. Como consecuencia de ello, todos los trastornos sexuales se consideraban una única entidad clínica, sin diferenciar entre eyaculación precoz o disfunción eréctil y anorgasmia. El hombre incapaz de desempeñar la actividad sexual, con independencia del origen del problema, era incluido dentro del grupo de hombres con problemas de impotencia. Lo mismo ocurría con las mujeres, cuyos problemas sexuales se englobaban dentro del grupo que padecía frigidez, denominados respuesta sexual.
Master y Jonson, investigadores en Saint Louis, Missouri, considerados por muchos como los padres de la sexología moderna, rompieron con los prejuicios emocionales que impedían el estudio científico de la fisiología sexual y analizaron, de manera muy detallada, las interacciones sexuales de 382 mujeres y 312 hombres de 18 a 89 años, en más de diez mil episodios de actividad sexual. En 1966 publicaron en el libro 'Respuesta Sexual Humana' las conclusiones de sus investigaciones.
ALGUNAS DE ELLAS FUERON:
*      La importancia del clítoris en la excitación y el orgasmo de la mujer.
*      La descripción de la posibilidad de orgasmos múltiples en la mujer.
*      La identificación, en el hombre, del "punto de inevitabilidad eyaculatoria", momento en el que proceso eyaculatorio se activa desde el interior y ya no puede detenerse.
*      La descripción del "periodo refractario" tras la eyaculación en el hombre, periodo de tiempo que varía de unos a otros, durante el que, aunque haya estimulación, no hay respuesta sexual ni es posible la emisión de esperma.
*      La capacidad sexual de los adultos de mayor edad.
*      La similitud esencial de la respuesta sexual del hombre y la mujer.
El descubrimiento de que la mujer no experimenta periodo refractario y el de su capacidad multiorgásmica impactaron fuertemente en la sociedad de la época y sirvieron para desinflar el mito de la superioridad sexual masculina.
FASE DE LA RESPUESTA SEXUAL
Master y Johnson describieron las distintas fases de la respuesta sexual tal y como son actualmente reconocidas, excepto la primera de ellas, referente al deseo sexual, que fue propuesta por la Dra. Helen Singer Kaplan en 1979 y aceptada con posterioridad por todo el mundo científico.
Se reconocen cinco fases que se manifiestan de distintas maneras según el sexo: deseo sexual, excitación, meseta, orgasmo y resolución.
En las tablas 1 y 2 (en la página siguiente) se resumen los cambios físicos que suceden durante la respuesta sexual en el hombre y en la mujer.
Tabla 1. Cambios físicos en el hombre durante el ciclo de respuesta sexual
Fase de deseo
Ningún cambio físico concreto
Excitación
- Comienza la erección. 

- El escroto (bolsa de piel que contiene los testículos) empieza a engrosarse. 
- Los testículos comienzan a ascender. 
- Los pezones pueden ponerse erectos. 
- Aumentan el ritmo cardíaco y la presión sanguínea. 
- Aumenta la tensión muscular y nerviosa (neuromuscular) general. 
- Aumenta la rigidez de la erección.
Meseta
- El glande se agranda ligeramente. 

- Los testículos incrementan su tamaño y se acercan más al cuerpo 
- Puede aparecer fluido previo a la eyaculación. 
- Puede aparecer rubor sexual (erupción rojiza en la piel del pecho y parte alta del abdomen que se produce en uno de cada cuatro hombres). 
- El ritmo cardíaco y la presión sanguínea aumentan más. 
- La respiración puede hacerse más superficial y rápida. 
- Contracción voluntaria del esfínter rectal, empleada por algunos hombres como técnica de estimulación. 
- Mayor aumento de la tensión neuromuscular. 
- La agudeza visual y auditiva se ven disminuidas.
Orgasmo
- Se inician contracciones rítmicas involuntarias en la próstata, vesículas seminales, recto y pene. 

- Poco después tiene lugar la eyaculación. 
- Los testículos quedan muy pegados al cuerpo 
- El rubor sexual, si está presente, alcanza su máximo color y extensión. 
- Ritmo cardíaco, presión sanguínea y ritmo respiratorio al máximo. 
- Pérdida del control voluntario muscular, pueden producirse espasmos como 
calambres en los músculos de la cara, las manos y los pies. 
Resolución
- Rápida pérdida de la mayor parte de la erección del pene, con un lento regreso al tamaño normal. 

- Los testículos vuelven a su posición habitual y recobran su tamaño normal. 
- El escroto se afloja. 
- Tiene lugar el período refractario, durante el cual no es posible otra eyaculación (la duración del período refractario es muy variable; generalmente es más corto en el hombre joven y aumenta su duración con la edad). 
- Pérdida de la erección en los pezones. 
- Rápida desaparición del rubor sexual. 
- La tensión neuromuscular puede continuar, con temblores o contracciones involuntarias de grupos de músculos aislados. 
- El ritmo cardíaco, la presión sanguínea y el ritmo respiratorio vuelven a los niveles previos a la excitación. 
- Hay una sensación general de relajación. 
- La agudeza visual y auditiva vuelven a los niveles normales. 
Tabla 2. Cambios físicos en la mujer durante el ciclo de respuesta sexual
Fase de deseo
Ningún cambio físico concreto
Excitación
- Comienza la lubricación vaginal. 

- Los dos tercios interiores de la vagina se expanden. 
- Los labios externos de la vagina se hinchan y se retiran de la abertura vaginal. 
- Los labios interiores se hacen más gruesos. 
- El útero se desplaza hacia arriba. 
- Los pezones se ponen erectos. 
- El tamaño de las mamas aumenta ligeramente. 
- Puede aparecer rubor sexual en algunas mujeres (una de cada dos). 
- Aumentan el ritmo cardíaco y la presión sanguínea. 
- La tensión neuromuscular general se ve incrementada. 
Meseta
- La lubricación vaginal continúa, pero puede aumentar y disminuir. 

- Se produce hinchazón del tercio exterior de la vagina (plataforma orgásmica) que se expande hacia dentro y se estrecha en su interior. 
- El útero se eleva todavía más. 
- Los dos tercios internos de la vagina se expanden y alargan aún más. 
- El clítoris se retira bajo el capuchón clitorídeo. 
- Los labios vaginales se hinchan y cambian de color. 
- El rubor sexual, si está presente, se intensifica y extiende. 
- Mayor incremento del tamaño de las mamas; la aureola (piel oscura que rodea los pezones) se hace más prominente. 
- El ritmo cardíaco y la presión sanguínea aumentan más. 
- La respiración puede hacerse más superficial y rápida. 
- Contracción voluntaria del esfínter rectal, empleada por algunas mujeres como técnica de estimulación. 
- Mayor aumento de la tensión neuromuscular. 
- Disminuyen la agudeza visual y auditiva. 
Orgasmo
- Se inician contracciones rítmicas involuntarias de la plataforma orgásmica y el útero. 

- El rubor sexual, si está presente, alcanza su máximo color y expansión. 
- Contracciones involuntarias del esfínter rectal. 
- Ritmo cardíaco, presión sanguínea y ritmo respiratorio al máximo. 
- Pérdida del control voluntario muscular, pueden darse espasmos como calambres de grupos de músculos en la cara, las manos y los pies. 
Resolución
- El clítoris regresa a su posición normal pasados unos cinco a diez minutos después del orgasmo. 

- Desaparece la plataforma orgásmica. 
- Los labios vaginales vuelven a su grosor, posición y color normales. 
- La vagina regresa rápidamente a la posición de reposo; la vuelta al color de reposo puede tardar entre diez y quince minutos. 
- El útero y el cuello uterino vuelven a su posición no estimulada. 
- La aureola regresa con rapidez a su tamaño normal; la erección de los pezones desaparece con mayor lentitud. 
- Rápida desaparición del rubor sexual. 
- La tensión neuromuscular fuera de lo corriente puede continuar, como lo demuestran los temblores o contracciones involuntarias de grupos de músculos aislados. 
- El ritmo cardíaco, la presión sanguínea y el ritmo respiratorio vuelven a los niveles previos a la excitación. 
- La sensación general de relajación predomina. 
- La agudeza visual y auditiva vuelven a los niveles normales. 


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