El informe de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) sobre sexualidad fechado en Guatemala en 2001 la define como el
resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos,
socioeconómicos, culturales, éticos, religiosos y espirituales. Aunque puede
abarcar todos estos aspectos, no es necesario que se experimenten ni se
expresen simultáneamente, pero tal diversidad de condicionantes confiere a la
sexualidad de cada persona un marcado carácter personal y específico que se
manifiesta en lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos.
DIMENSIÓN BIOLÓGICA
Comprende aquellos aspectos que desde el punto de vista físico y
orgánico tienen que ver con la expresión sexual. Se integran en ella, por
tanto, distintos aparatos y órganos regidos por el cerebro que, tras recibir
información desde los órganos de los sentidos, elabora la respuesta sexual
humana. Los órganos de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) son
parte esencial de esta dimensión así como la piel, que en su totalidad
constituye el mayor órgano sensorial sexual y es considerada, junto con las
mucosas, un agente erógeno de importancia capital. Los órganos genitales, que
se integran en esta dimensión, a menudo han monopolizado todos los aspectos placenteros
de la sexualidad en detrimento del placer proveniente de otras zonas corporales
como la piel. Esto, que es muy evidente en el hombre, no lo ha sido tanto para
la mujer, en quien se reconoce una gran sensibilidad de las zonas no genitales
(piel y mucosas sobre todo), lo que la hace más sensible a estímulos táctiles
como besos y caricias.
Cuando el encuentro amoroso avanza y se llega a la fase de excitación,
las sensaciones provenientes de los órganos de los sentidos influyen de manera
distinta en cada uno de los sexos. Los estímulos auditivos favorecen la
excitación sexual de la mujer sutilmente más que en el hombre, mientras que en
éste juegan mayor papel los visuales.
También se integran en esta dimensión biológica las cuestiones
relacionadas con el desarrollo sexual y sus diferentes etapas, que comprenden
toda la vida. Desde el nacimiento, la infancia, la pubertad, el tiempo en el
que se inicia la capacidad de procreación y hasta cuando ésta se pierde se
sigue viviendo como ser sexuado. Integra también los distintos aspectos
relacionados con la respuesta sexual humana, que es posible gracias a la
implicación de diferentes sistemas de nuestro organismo (nervioso, endocrino y
vascular).
DIMENSIONES PSICOLÓGICA Y SOCIAL
Cada persona va perfilando a lo largo del tiempo una actitud propia
sobre la sexualidad, que será facilitadora o inhibidora de su expresión según
sus propias experiencias, las referidas por otras de su entorno, el ambiente
social y cultural en el que está inmersa, su formación y su información, sus
creencias religiosas, etc. A la vez, y de forma inevitable, transmite a su
entorno una imagen basada en su conducta y en sus opiniones, que pueden ser
coincidentes o no con su íntima realidad. Desde la infancia, las primeras
actitudes hacia el sexo, que a menudo permanecen inalteradas, se basan en lo
que oímos y percibimos de nuestros padres, madres, educadores y educadoras, así
como de compañeros y compañeras. En definitiva, es indudable que el entorno
social mediatiza de manera importante tanto nuestra actitud como nuestra
conducta hacia la sexualidad propia y ajena. Cuando surgen problemas sexuales,
por leves que sean, generan en el individuo reacciones de ansiedad,
inseguridad, miedo al fracaso, etc. y repercuten en la pareja, que puede responder
adoptando diversas actitudes -comprensiva, de colaboración o de rechazo o
irritación- pero que en general no suelen dejarla indiferente.
Así pues, la dimensión psicosocial de la sexualidad conjuga factores
psicológicos (emociones, ideas, actitudes personales) con factores sociales
(influencia del entorno social) y su evaluación es muy importante porque con
ella se puede explicar el origen de numerosos trastornos sexuales.
DIMENSIÓN MEDIOAMBIENTAL
En los últimos años, algunos expertos señalan una nueva dimensión en la
sexualidad, la medioambiental, movidos por la certeza de que los factores
medioambientales influyen de manera clara en ella. Estos cambios provocan
modificaciones diferenciales en la sexualidad de los seres vivos, y la
interdependencia entre éstos y el ambiente es la base de la evolución y de la
biodiversidad.
LA RESPUESTA SEXUAL
La respuesta sexual humana es una sucesión de acontecimientos
fisiológicos cuyo fin es el adecuado desempeño de la actividad sexual. Para que
ésta sea posible, los órganos genitales han de experimentar cambios importantes
en su forma y su función a través de un proceso de excitación, de tal modo que
el coito es imposible si el pene permanece flácido o la vagina está seca y no
se ha dilatado. Conviene destacar que el coito vaginal no es el fin del proceso
de respuesta sexual. Aunque así suceda en buena parte de los encuentros
sexuales heterosexuales, los procesos fisiológicos denominados respuesta sexual
acontecen igualmente en cualquier otra forma de actividad sexual placentera,
con independencia de si ésta alcanza alguna o algunas descargas orgásmicas.
Hasta hace pocos años se tenía la idea de que en la respuesta sexual
humana se producía una única fase que abarcaba todo, sin límites entre el deseo
y el orgasmo. Como consecuencia de ello, todos los trastornos sexuales se
consideraban una única entidad clínica, sin diferenciar entre eyaculación
precoz o disfunción eréctil y anorgasmia. El hombre incapaz de desempeñar la
actividad sexual, con independencia del origen del problema, era incluido
dentro del grupo de hombres con problemas de impotencia. Lo mismo ocurría con
las mujeres, cuyos problemas sexuales se englobaban dentro del grupo que
padecía frigidez, denominados respuesta sexual.
Master y Jonson, investigadores en Saint Louis, Missouri, considerados
por muchos como los padres de la sexología moderna, rompieron con los
prejuicios emocionales que impedían el estudio científico de la fisiología
sexual y analizaron, de manera muy detallada, las interacciones sexuales de 382
mujeres y 312 hombres de 18 a 89 años, en más de diez mil episodios de
actividad sexual. En 1966 publicaron en el libro 'Respuesta Sexual Humana' las
conclusiones de sus investigaciones.
ALGUNAS DE ELLAS FUERON:






El descubrimiento de que la mujer no experimenta periodo refractario y
el de su capacidad multiorgásmica impactaron fuertemente en la sociedad de la
época y sirvieron para desinflar el mito de la superioridad sexual masculina.
FASE DE LA RESPUESTA SEXUAL
Master y Johnson
describieron las distintas fases de la respuesta sexual tal y como son
actualmente reconocidas, excepto la primera de ellas, referente al deseo
sexual, que fue propuesta por la Dra. Helen Singer Kaplan en 1979 y aceptada
con posterioridad por todo el mundo científico.
Se reconocen cinco
fases que se manifiestan de distintas maneras según el sexo: deseo sexual,
excitación, meseta, orgasmo y resolución.
En las tablas 1 y 2
(en la página siguiente) se resumen los cambios físicos que suceden durante la
respuesta sexual en el hombre y en la mujer.
Tabla 1. Cambios
físicos en el hombre durante el ciclo de respuesta sexual
|
||
Fase de deseo
|
Ningún cambio
físico concreto
|
|
Excitación
|
- Comienza la
erección.
- El escroto (bolsa de piel que contiene los testículos) empieza a
engrosarse.
- Los testículos comienzan a ascender.
- Los pezones pueden ponerse erectos.
- Aumentan el ritmo cardíaco y la presión sanguínea.
- Aumenta la tensión muscular y nerviosa (neuromuscular) general.
- Aumenta la rigidez de la erección.
|
|
Meseta
|
- El glande se
agranda ligeramente.
- Los testículos incrementan su tamaño y se acercan más al cuerpo
- Puede aparecer fluido previo a la eyaculación.
- Puede aparecer rubor sexual (erupción rojiza en la piel del pecho y parte
alta del abdomen que se produce en uno de cada cuatro hombres).
- El ritmo cardíaco y la presión sanguínea aumentan más.
- La respiración puede hacerse más superficial y rápida.
- Contracción voluntaria del esfínter rectal, empleada por algunos hombres
como técnica de estimulación.
- Mayor aumento de la tensión neuromuscular.
- La agudeza visual y auditiva se ven disminuidas.
|
|
Orgasmo
|
- Se inician
contracciones rítmicas involuntarias en la próstata, vesículas seminales,
recto y pene.
- Poco después tiene lugar la eyaculación.
- Los testículos quedan muy pegados al cuerpo
- El rubor sexual, si está presente, alcanza su máximo color y extensión.
- Ritmo cardíaco, presión sanguínea y ritmo respiratorio al máximo.
- Pérdida del control voluntario muscular, pueden producirse espasmos como
calambres en los músculos de la cara, las manos y los pies.
|
|
Resolución
|
- Rápida pérdida de
la mayor parte de la erección del pene, con un lento regreso al tamaño
normal.
- Los testículos vuelven a su posición habitual y recobran su tamaño normal.
- El escroto se afloja.
- Tiene lugar el período refractario, durante el cual no es posible otra
eyaculación (la duración del período refractario es muy variable;
generalmente es más corto en el hombre joven y aumenta su duración con la
edad).
- Pérdida de la erección en los pezones.
- Rápida desaparición del rubor sexual.
- La tensión neuromuscular puede continuar, con temblores o contracciones
involuntarias de grupos de músculos aislados.
- El ritmo cardíaco, la presión sanguínea y el ritmo respiratorio vuelven a
los niveles previos a la excitación.
- Hay una sensación general de relajación.
- La agudeza visual y auditiva vuelven a los niveles normales.
|
|
Tabla 2. Cambios
físicos en la mujer durante el ciclo de respuesta sexual
|
||
Fase de deseo
|
Ningún cambio
físico concreto
|
|
Excitación
|
- Comienza la
lubricación vaginal.
- Los dos tercios interiores de la vagina se expanden.
- Los labios externos de la vagina se hinchan y se retiran de la abertura
vaginal.
- Los labios interiores se hacen más gruesos.
- El útero se desplaza hacia arriba.
- Los pezones se ponen erectos.
- El tamaño de las mamas aumenta ligeramente.
- Puede aparecer rubor sexual en algunas mujeres (una de cada dos).
- Aumentan el ritmo cardíaco y la presión sanguínea.
- La tensión neuromuscular general se ve incrementada.
|
|
Meseta
|
- La lubricación
vaginal continúa, pero puede aumentar y disminuir.
- Se produce hinchazón del tercio exterior de la vagina (plataforma
orgásmica) que se expande hacia dentro y se estrecha en su interior.
- El útero se eleva todavía más.
- Los dos tercios internos de la vagina se expanden y alargan aún más.
- El clítoris se retira bajo el capuchón clitorídeo.
- Los labios vaginales se hinchan y cambian de color.
- El rubor sexual, si está presente, se intensifica y extiende.
- Mayor incremento del tamaño de las mamas; la aureola (piel oscura que rodea
los pezones) se hace más prominente.
- El ritmo cardíaco y la presión sanguínea aumentan más.
- La respiración puede hacerse más superficial y rápida.
- Contracción voluntaria del esfínter rectal, empleada por algunas mujeres
como técnica de estimulación.
- Mayor aumento de la tensión neuromuscular.
- Disminuyen la agudeza visual y auditiva.
|
|
Orgasmo
|
- Se inician
contracciones rítmicas involuntarias de la plataforma orgásmica y el útero.
- El rubor sexual, si está presente, alcanza su máximo color y expansión.
- Contracciones involuntarias del esfínter rectal.
- Ritmo cardíaco, presión sanguínea y ritmo respiratorio al máximo.
- Pérdida del control voluntario muscular, pueden darse espasmos como
calambres de grupos de músculos en la cara, las manos y los pies.
|
|
Resolución
|
- El clítoris
regresa a su posición normal pasados unos cinco a diez minutos después del
orgasmo.
- Desaparece la plataforma orgásmica.
- Los labios vaginales vuelven a su grosor, posición y color normales.
- La vagina regresa rápidamente a la posición de reposo; la vuelta al color
de reposo puede tardar entre diez y quince minutos.
- El útero y el cuello uterino vuelven a su posición no estimulada.
- La aureola regresa con rapidez a su tamaño normal; la erección de los
pezones desaparece con mayor lentitud.
- Rápida desaparición del rubor sexual.
- La tensión neuromuscular fuera de lo corriente puede continuar, como lo
demuestran los temblores o contracciones involuntarias de grupos de músculos
aislados.
- El ritmo cardíaco, la presión sanguínea y el ritmo respiratorio vuelven a
los niveles previos a la excitación.
- La sensación general de relajación predomina.
- La agudeza visual y auditiva vuelven a los niveles normales.
|
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario